Somos dos mujeres madres artistas con necesidad de crear, profundizar
e invitar a otras mujeres a encontrar y disfrutar su forma de expresión
en un viaje corporal y auditivo guiado
Paloma Lozano
Nací en Madrid en octubre de 1967.
Mi experiencia musical, con el
sitar, comienza en 1995, con el maestro Goswami, de Varanasi, (India), fue en un curso en Madrid,
donde tuve la fortuna de adquirir su sitar después del concierto.
donde tuve la fortuna de adquirir su sitar después del concierto.
A lo largo de estos años mantuve un profundo contacto con el instrumento
y la música India.
Conocí a Pandit
Ashok Pathak en julio de 2005, fue su primer seminario en El Escorial,
su sencillez y eficacia en las clase,
su maestría en el concierto que nos ofreció fue estremecedor a la vez que
cautivador; repetimos en diversas ocasiones.
En diciembre de 2006 y febrero de 2007 decidí viajar a Paris y en
noviembre de 2007 a Ámsterdam, para seguir tomando clases con Pandit Ashok
Pathak, en mayo de 2008 comencé con los
seminarios particulares en Rótterdam.
En noviembre de 2010 y febrero de 2011 recibo clases en Madrid y un precioso sitar eléctrico de las manos del Maestro.
A lo largo de estos años también he estudiado con Ido Segal y Carlos
Guerra.
También practico regularmente con el Maestro de Tabla, Nantha Kumar.
“La Mujer Esqueleto” es mi primer
gran proyecto con la danza teatro, me resulta muy satisfactorio
transmitir un mensaje tan profundo a través del abarcador sonido del sitar, en
fusión con la expresión y el movimiento de la danza.
En este momento estoy promoviendo la Pathak Garaná Music Academy en
España. Recientemente he presenciado la Sitar Orquesta con los alumnos de
Bélgica y Holanda, donde la escuela
lleva funcionando varios años, a cargo del Pt. Ashok Pathak y su
familia.
Penélope Guisasola
Con
5 años fui a mi primera clase de ballet. Dediqué toda mi infancia y
adolescencia a
bailar desde esa forma de enseñanza disciplinada y rígida
en el conservatorio y diferentes escuelas de Madrid.
Hasta
los 18 no comencé a investigar por otras formas de
danzar.
Quedé
fascinada cuando recuperé bailar por el
gusto
de hacerlo, sin estar pendiente de hasta dónde y
cómo
de perfecto es el movimiento.
La
gran apertura llegó tras la danza africana, con
Barakissa
Coulobaly, experimentar la posibilidad de ser
transportada
por los ritmos del djembé a un
lugar dónde el
cuerpo
se mueve solo a una velocidad impensable y con una fuerza desconocida.
Después mi residencia en las altas cumbres de
Sierra Nevada. Bailar en espacios
naturales me mostró cuán
poderoso es el movimiento:
Sana a quién lo ejecuta y a quién lo observa. Es, a
mi parecer,
el
medio de comunicación más sincero... el cuerpo no sabe mentir solo expresa
lo
que llevamos dentro.
A
partir de ahí el trabajo a realizar fue
de desestructuración de lo aprendido.
En
2003 descubrí la danza Butoh de la mano de Sabine Seume. Me sumergí en este
modo de danzar,
encontré
el lenguaje que estaba buscando para expresar ciertas asuntos del alma
humana....
Me
empapé con los diversos maestros que encontré en el camino.
Finalmente
viajé a Dusseldörf para aprender más
con Sabine Seume.
Desde
los 18 años he combinado la enseñanza con mis clases. He estado enfocada en
transmitir
el
arte de bailar casi exclusivamente. Y esta es
la otra gran influencia en mi expresión corporal.
Me
han sugerido tanto los distintos cuerpos en movimiento que he observado
buscando su
propia
expresión: infantiles, adultos, ancianos... cada uno con su propia historia y
su propio lenguaje.
Animada por ellos y por una necesidad profunda,
decidí mostrarme,
investigar un arquetipo en profundidad y darle una estructura clara.
La Mujer Esqueleto, es el resultado de este
empeño y tengo la certeza
de que es la llave que abre la puerta de lo que ahora toca:
Mostrar el
lenguaje que he aprendido.